sábado, 14 de julio de 2007

Viajando por Fuentes Carrionas.

































































El Carrión bautiza con nombre y agua este insólito espacio donde se yerguen los más altos picos de toda la Montaña Palentina: El Curavacas (2.525 ms.), El Espigüete (2.450 ms.) y Las Lomas (2.451ms.).








Nace en la Laguna de Fuentes Carrionas y mientras discurre por el paisaje crea dos anchos y acreditados embalses: El de Compuerto y el de Camporredondo, inaugurado por Alfonso XII, en 1916, y que ostenta el título de más antiguo de España.








Fuentes Carrionas es un apogeo de aguas. Abundan en la zona alta pozos y lagunas de origen glaciar de cuyos fondos, con los años, ha brotado un conjunto de leyendas y tradiciones. Los pueblos se han asentado aquí, en el corazón de valles fluviales o en laderas, con recintos ricos en manantiales y fuentes.








Guardo hace de bastión en este peculiar territorio. El río Carrión cruza la villa como una arteria, dibujando un generoso valle para el asentamiento humano. En tiempos debió ser un espacio codiciado por la riqueza de sus bosques de roble y haya, por los excelentes pastos de su suelo y por la calidad y cantidad en caza y pesca.








Próximo a nuestros días, el descubrimiento y la explotación del carbón de su subsuelo, le confirieron un intenso magnetismo que atrajo a una abigarrada emigración (Asturias, Andalucía, Extremadura...) Hoy mantiene el protagonismo de cabecera de comarca, centro comercial y foco de propuestas culturales y de ocio sobre una amplia área de influencia.








En el centro de la Villa pueden trazarse un puñado de atractivas rutas para visitar. El Monte de Corcos, con uno de los bosques de roble más señero de la zona, el Valle de San Quirce o el Alto de Torales, para cuyo ascenso pueden elegirse senderos a pie o bicicleta.








El río Carrión surca los municipios del sur de Guardo, desciende radiante en este tramo otorgando al paisaje una extraña belleza, a la vez que brinda una gran oportunidad para la pesca.







El verdor rodea en Mantinos las cuidadas viviendas del pueblo y su hermosa iglesia. Villalba de Guardo conserva una mansión blasonada y espléndidas vistas sobre el valle. Fresno del Río nos regala con sus frondosas y delicadas riberas. En todo este paraje hay una insólita concentración de nidos de cigüeñas.







En un radio más amplio, en Velilla del Río Carrión hay, que detenerse a contemplar la Fuente de la Reana, con una antigüedad de más de dos mil años. Sobre la lámina rectangular del estanque se alza un gallardo arco romano de sillar.







Dos acueductos (El Camino de los Moros y el Griego) conservan aún algunos de los túneles excavados en roca viva. Existe también un milagro de la arquitectura barroca, la Casa del tío Manteón, con fachada de sillería, de la que brotan tres soberbios escudos.







Hay que seguir hacia Otero de Guardo, encaramado en un paraje privilegiado, con el embalse a sus pies y envuelto en un microclima que tolera en su suelo árboles frutales. Hay un hayedo legendario.







Fuentes Carrionas es un rosario de pueblos y con ellos un rosario de leyendas, de rincones, de vestigios ancestrales: los dos Cardaños, Camporredondo, Alba, La Lastra, Rebanal de las Llantas, Resoba, San Martín de los Herreros, Santibáñez de Resoba, Triollo,Vidrieros,Ruesga y Ventanilla,nos van acercando a Cervera de Pisuerga,conformando un valle con continuos pantanos y estrechos velles a uno y otro lado,con continuas ganaderias y una fauna llena de sorpresas por descubrír.







La Peña es algo así como una denominación de origen. Marca territorio en el peculiar espacio de la Sierra del Brezo.







En sus alrededores los pueblos de entidad llevan su apellido: Santibáñez de la Peña, cuyas ruinas medievales del monasterio de San Román evocan el poderío sociorreligioso de aquel tiempo. Hay ofertas muy atractivas: el Manantial de Villafría, los páramos del Cornón de la Peña, las lagunas naturales de Respenda de la Peña, La Cuevona, Villanueva de Arriba.







En Castrejón de la Peña, la iglesia parroquial de Santa Águeda es del siglo XVI. El pueblo se abre en un abanico de paisajes: Barranco de Santa Eulalia, Desfiladero de los Valles, Peña Redonda, Valle de Boedo, Río Las Cuevas, Castro de las Perdices. Villanueva de la Peña exhibe su campanario de vecería.







Pisón de Castrejón, con la admirable espadaña y el friso gótico de su iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y un breve esplendor de capiteles y canecillos. Por último, Traspeña de la Peña, redundancia donde las haya, es una muestra extraordinaria del gótico en su iglesia parroquial y en la Cruz del Término, aparte de la soberbia presencia de "La Casona" con la fachada principal de piedra de sillería, ornamentada con un blasón. Recueva de la Peña y Loma de Castrejón dan motivo para visitar sus templos y sus hermosos alrededores. Dehesa de Montejo posee un legendario bosque de tejos en el Valle de Tosande.














El medio físico de la Montaña Palentina
En la Montaña Palentina la diversidad vegetal es notable, ya que se encuentran desde encinares, matorrales secos y tomillares hasta bosques caducifolios húmedos, praderas de siega, pinares e incluso céspedes de tipo alpino, según varíe la altitud y la exposición. Originariamente, la mayor parte del territorio de la comarca se encontraba cubierta de bosques, salvo los grandes roquedales o las partes más altas, por encima de los 1.800 metros de altitud.







Posteriormente el hombre, mediante el uso continuado del fuego y de las talas, ha reducido el bosque en muchos casos a matorrales, praderas y pastizales. Entre los bosques, localizados entre 1.000 y 1.700 metros de altitud, destacan los robledales y hayedos; junto a otros, de menor extensión pero de singular valor, como son: los pinares de pino albar, enebrales y encinares de montaña, tejedas, acebedas, avellanedas, mostellares, abedulares y tremoledas. En los bordes de los bosques, aparecen las orlas arbustivas con majuelos, rosales, endrinos, espinos pudios, agracejos...







Existen además diversos tipos de matorrales. A mayores altitudes, o en zonas muy venteadas donde ya no puede darse el bosque, se extienden los piornales con sabinas y enebros rastreros. Donde la acción del fuego ha sido persistente proliferan los brezales. Los raspanedos, productores de los apreciados frutos, medran tanto en bosques como en brezales. Entre las áreas de pastos pueden citarse las conocidas praderas de siega o los prados de diente y los pastizales de altura.







En los roquedos, peñas y pedregales crecen las originales plantas rupícolas que, en Palencia, presentan una riqueza y diversidad muy notables, con especies y subespecies endémicas. En parajes encharcados o muy húmedos se desarrollan agrupaciones de vegetales muy especializadas: turberas, cervunales, saucedas y comunidades de plantas acuáticas.








Principales formaciones vegetales en la Montaña Palentina
Sabinares son una de las especies mas representativas de la Montaña Palentina, que por sus características climáticas y morfológicas permite la existencia de variados ecosistemas. Uno de los sabinares más atractivos es el de Peña Lampa en Velilla del Río Carrión, en su interior las sabinas conviven con encinas, quejigos y multitud de plantas medicinales como la manzanilla, el té o el tomillo. Pinares.







Al otro lado de Peña Lampa, cruzando el valle hacia el este nos encontramos con uno de los ejemplares de pinares relictos mas sorprendentes. Es el Pinar de Peña Mayor, en la cara norte de dicha peña. Es una verdadera joya de pinos albares albergando en su interior múltiples especies vegetales autóctonas y fauna variada. HayedosConstituyen las mayores extensiones boscosas, sobre todo en la zona del Alto Carrión Occidental. Ejemplos sobresalientes son los hayedos de Monte de Otero, Valdehaya, Besande y Camporredondo. El haya, a veces, es tan tupido que apenas permite la entrada de la luz a su interior por lo que las especies florales son escasas pero de gran vistosidad como la anémona del bosque, el diente de perro o la coridalis bulbosa. RobledalesLos rebollares o melojares tampoco escasean, sobre todo considerando los relacionados con el roble albar. Son especies de explotación leñera que conviven con avellanos, acebos, fresnos, aguileñas y helechos, que suelen cubrir el bosque por completo.








La Fauna
La variedad de estos ecosistemas los hace ricos en fauna. En los bosques, praderas, rios y roquedos podemos encontrar gran variedad de especies, sin citar las que utilizan la zona solo como lugar de paso. En los hayedos y robledales abundan las aves como los picos mediano, mayor y negro.







Mamíferos como el oso, jabalí o corzo, las rapaces nocturnas como el cárabo o la lechuza campestre.En los pinares de repoblación y autóctonos se localizan los piquituertos, arrendajos, ardillas y búhos chicos.







Las praderas y piornales albergan especies como la perdiz pardilla, los pechiazules, las chovas piquirrojas y piquigualdas...







Famosa de los ríos de la Montaña Palentina son las truchas, ideales para la práctica de las pesca. Mención especial merecen especies como el martín pescador, la garza real, el desmán de los Pirineos, la nutria e insectos como las libélulas o los ditiscos. En la alta montaña el rey es el oso pardo, muy escaso por desgracia, compartiendo el terreno con el topillo alpino, el rebeco, el treparriscos, el aguila real o el buitre leonado.








El Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre
Situado en la provincia de Palencia, en el extremo norte de la misma, el Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre linda al Oeste con León y al Norte con Cantabria.







Cuenta con una superficie de 78.360 Hectáreas, englobando diez municipios: Velilla del Río Carrión, Aguilar de Campóo, San Cebrián de Muda, Cervera de Pisuerga, Triollo, Polentinos, Brañosera, La Pernía, Castrejón de la Peña y Dehesa de Montejo, en total sumando 98 núcleos de población que cuentan con cerca de 2.000 habitantes.







Gran cantidad de formaciones vegetales forman parte del parque, como los hayedos, robledales albares, alamedas de álamo temblón, abedulares, encinares, sabinares albares o el pinar autóctono de pino silvestre de Velilla del Río Carrión.







Dentro del estrato arbustivo, cabe destacar las avellanedas, el espino albar, endrinos, piornos, escuernacabras, acebos, tejos o los mostajos, Piornales, brezales, aulagares, sabinares rastreros, conforman los matorrales. Dentro de las formaciones herbáceas son singulares los pastizales y cervunales junto a las comunidades de roquedos, gleras y turberas. Al igual que con la vegetación, existe gran abundancia y diversidad faunística característica de un espacio situado entre la región atlántica y la mediterránea. Aquí se encuentran elementos característicos del dominio atlántico como los picos mediano y negro, urogallo, carbonero palustre, treparriscos, gorrión alpino, chova piquigualda, acentor alpino, marta, lirón gris, liebre de piornal, lagartija de turbera, lagartija de Bocage, víbora de Seoane o la rana bermeja junto con especies de la fauna mediterránea como la culebra bastarda, el lagarto ocelado, el avión roquero.







Otras especies significativas son el oso pardo, en peligro de extinción, el rebeco cantábrico, la nutria, el gato montés, el desmán de los Pirineos, águila real, águila perdicera, alimoche, buitre leonado, halcón común, aguilucho cenizo, búho real. Geomorfológicamente se trata de un espacio tectónicamente muy compleja, con una alternancia de pliegues de diverso radio y una superposición de estructuras alóctonas, todo ello fragmentado por numerosas fallas y una gran diversidad de litologías.







Los procesos de modelado actuales son de una gran eficacia gracias a esta diversidad y al vigor del relieve. Las calizas de la Montaña Palentina, surcadas por una densa red de diaclasas, han permitido un importante modelado kárstico, sobre todo tipo hipógeo.







Durante el Cuaternario, el glaciarismo fue muy importante como así lo atestiguan los circos, umbrales, valles en artesa y sistemas morrénicos terminales que constituyen un conjunto típicamente alpino.

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